
Don Quijote de la Compañía Nacional de Danza.
La versión de José Carlos Martinez de la mano de Muriel Romero.
Este mes de marzo se ha podido disfrutar en el Teatro Real de «Don Quijote», la versión de José Carlos Martínez que se estrenó con la Compañía Nacional de Danza (CND) en el Teatro de la Zarzuela en diciembre de 2015. «Don Quijote» fue la primera obra de repertorio clásico montada para la CND y esta versión se ha presentado en múltiples países. Ahora, la Compañía Nacional de Danza, bajo la dirección de Mueriel Romero, vuelve a subirse al escenario, en esta ocasión al del Teatro Real, para deleite de los espectadores. La directora de la compañía se siente orgullosa de recuperar esta obra y darle espacio en los escenarios del mundo, destacando esos tonos de danza española que la hacen tan especial.
Contexto Histórico y Cultural
El libreto del Ballet Don Quijote, basado en un episodio de la segunda parte de la inmortal novela de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, es una muestra contundente de la influencia que Marius Petipa dejó en la Rusia Imperial. Creado a partir de la partitura de Ludwig Minkus, esta obra rompió con la tradición de los ballets del siglo XIX que solían centrarse en figuras sobrenaturales y etéreas, como ocurría en La Sylphide.
A diferencia de esas historias de seres místicos, el Ballet de Don Quijote pone en escena a la gente del pueblo, con un enfoque más costumbrista, humorístico y romántico, centrando la escena en los dos enamorados Kitri (Quiteria) Y Basilio. La versión clásica del Ballet fue creada en 1869 por Marius Petipa, con música de Minkus, como una representación vibrante y «exótica» de España, pensada para fascinar a los espectadores de los palcos imperiales de la Rusia zarista.
Argumento:
El amor entre Quiteria y Basilio se presenta como el eje principal de la historia, entrelazándose con las pintorescas aventuras de Don Quijote.
- Primer acto:
La acción se sitúa en un animado pueblo castellano. Quiteria está enamorada de Basilio, un humilde barbero, pero su padre insiste en casarla con Camacho, un rico fanfarrón. La llegada de Don Quijote y Sancho Panza añade un giro inesperado: el caballero, confundido por su idealismo, cree ver en Quiteria a su amada Dulcinea. Tras el malentendido, Don Quijote decide aliarse con Basilio para ayudarlo a escapar junto a su amada.
- Segundo acto:
La noche se convierte en cómplice de los enamorados que intentan huir. En su camino encuentran a un grupo de gitanos que, con simpatía y picardía, les ofrecen ayuda. Sin embargo, Camacho irrumpe y frustra la fuga. En medio del caos, Don Quijote libra su célebre combate contra los molinos de viento, creyéndolos gigantes. Aturdido tras la batalla, ve a Dulcinea y baila con ella, en una escena que mezcla delirio y lirismo.
- Tercer acto:
El día de la boda entre Quiteria y Camacho ha llegado. Pero Basilio aparece en escena fingiendo un suicidio para evitar el enlace. Quiteria, conmovida, acepta casarse con él como última voluntad. Don Quijote interviene a favor de los jóvenes enamorados, y Basilio finalmente revela su engaño. A pesar de todo, Camacho se da por vencido. Quiteria y Basilio reciben la bendición, y el amor triunfa. Don Quijote, satisfecho, se despide con Sancho Panza, retomando su eterno viaje en busca de nuevas aventuras y sueños imposibles.
Coreografía de Marius Petipa a José Carlos Martinez:
Marius Petipa se inspiró en el folclore español como base principal para su coreografía, utilizando un episodio de la novela de Cervantes como pretexto para poner en escena un brillante divertimento. En esta propuesta, los personajes de Don Quijote y Sancho Panza aportan el tono más cómico de la obra, a través de pantomimas y secuencias burlescas que sirven de contrapunto a las virtuosas exhibiciones de danza de Kitri, Basilio y el cuerpo de baile.
En la versión del coreógrafo José Carlos Martínez, Kitri recupera su nombre original cervantino: Quiteria. Martínez conoce profundamente esta pieza, habiéndola interpretado en las versiones de Petipa, Nureyev, Baryshnikov y Gorski. En su propuesta, mantiene la estructura coreográfica del ballet clásico, pero pone un mayor énfasis en el aspecto más poético de Don Quijote, especialmente en su búsqueda idealizada del amor perfecto encarnado en Dulcinea. En esta versión, no solo sueña con ella, sino que también la ve y baila con ella, reforzando su papel como musa romántica y espiritual.
Asimismo, Martínez subraya la importancia de acercar la producción de Don Quijote a la esencia española. Aunque conserva la música original de Minkus —de origen ruso— adapta la coreografía y la dramaturgia para incorporar elementos propios de la tradición española. Entre las modificaciones más significativas se encuentra la eliminación de la escena de la taberna y la creación de un nuevo paso a dos para Quiteria y Basilio, con la pieza Carmencita al inicio del segundo acto. También rescata de la novela de Cervantes la escena del fingido suicidio de Basilio en plena boda entre Quiteria y Camacho, situando toda la acción en un pueblo de La Mancha.
En esta versión también se puede disfrutar de un bolero y un fandango coreografiado por Mayte Chico
Con todas estas premisas, José Carlos Martínez ha logrado una fusión armoniosa entre el ballet clásico imperial, el folclore español y la tradición manchega, dando como resultado una gran obra que se convierte en la primera pieza de ballet clásico incorporada al repertorio de la Compañía Nacional de Danza en 2015.
Música
La música original del Ballet de Don Quijote fue compuesta por Ludwig Minkus, quien, aunque nunca visitó España, se inspiró en los ritmos y danzas tradicionales españolas para dar a su partitura un carácter exótico y vibrante. A lo largo de la obra se pueden reconocer ecos estilizados de seguidillas, boleros e incluso del fandango, aunque no de manera estrictamente folclórica, sino adaptados al lenguaje del ballet clásico. En esta producción, la música cobra vida gracias a la interpretación de la Orquesta Titular del Teatro Real, bajo la dirección de Manuel Coves.
A lo largo del tiempo, esta partitura ha sido objeto de múltiples versiones y arreglos. Sin embargo, en esta propuesta se ha optado por conservar, en la medida de lo posible, la versión original de Minkus, lo que la convierte en una interpretación musicalmente fiel al espíritu con el que fue concebida.
La música de Don Quijote destaca por su alegría, frescura, teatralidad y energía, cualidades que no solo cautivan al público, sino que también son muy disfrutadas por los músicos, quienes encuentran en ella un terreno cómodo y expresivo para tocar.
Asistente de coreografía y Puesta en escena: Elna Matamoros
Bajo su visión es un ballet de montaje alegre pero a la vez complejo. Cada vez que se interpreta, Don Quijote es distinto. Incluso para los bailarines que ya lo han bailado antes: hoy están en otro momento de sus vidas, con nuevas vivencias y matices en su interpretación. Además, la incorporación de nuevos integrantes a la CND ha traído una energía renovada y una sabiduría distinta.
El ballet ha ido creciendo con nosotros , en un inicio comenzamos con una suite, y poco a poco lo fuimos ampliando, así mismo es un ballet que se presta a la flexibilidad ya que se va adaptando en función del espacio escénico. La versión que se ha visto estos días en el Teatro Real es la versión completa, un auténtico despliegue escénico.
Así como en la novela de Cervantes la historia de amor entre Quiteria y Basilio ocupa un lugar secundario, en el ballet también conviven múltiples historias paralelas que se entrelazan entre los distintos personajes. Parte del encanto de esta puesta está en que, incluso los personajes más periféricos, viven pequeñas tramas propias en escena, cargadas de matices y detalles que enriquecen el conjunto.
Este ballet representa la interpretación que Marius Petipa hizo de la novela de Cervantes, una obra que, a lo largo de los siglos, ha sido leída y reinterpretada de múltiples maneras. En el siglo XIX, Petipa realizó su propia lectura y la tradujo al lenguaje del ballet, transformando la historia original en una versión escénica vibrante y estilizada.
Bailarines principales: Giada Rossi como Quiteria y Yanier Gómez Noda como Basilio ambos coinciden en que cuando suena la música se dejan llevar por la danza y disfrutan de este divertimento
Vestuario
Diseñado por Carmen Granell, el vestuario merece una mención especial, en particular las capas de torero, concebidas con un nivel de detalle y autenticidad comparable al de las verdaderas utilizadas en la tauromaquia. Su presencia en escena no pasa desapercibida y aporta un impacto visual que, sin duda, impresiona en los escenarios internacionales.
Iluminación: Nicolas Fischtel
Caracterización, Maquillaje y Pelucas: Lou Valérie Dubuis
Conclusión
La versión de Don Quijote creada por José Carlos Martínez para la Compañía Nacional de Danza respeta la esencia del ballet clásico de Marius Petipa, integrando al mismo tiempo elementos folclóricos y matices propios del carácter español.
Pequeños gestos —el uso expresivo del abanico, la forma de posicionarse en escena, las referencias a las seguidillas— evocan ese «sello español» que Petipa quiso imprimir en su obra, y que en la Rusia imperial tenía un innegable atractivo exótico. Desde nuestra perspectiva, representando esta pieza en España, estos detalles nos permiten acercarnos con autenticidad a esa visión, sin dejar de lado el lenguaje del ballet clásico ni pretender convertirlo en escuela bolera. Lo que se ve en escena es la energía, la vitalidad y la alegría del pueblo español, canalizadas a través del movimiento.
Ready to Dance desea elogiar a todos quienes han hecho posible que el ballet clásico fluya con fuerza y recobre relevancia en la Compañía Nacional de Danza, gracias al estreno y la reposición de esta magnífica obra.

